El nuevo paradigma de los cortos publicitarios

ENRICO-LIX KLETT-PEKOLJ

Un cortometraje consiste en la producción de un contenido audiovisual o cinematográfico cuya duración es menos de 30 minutos y en él puede verse plasmada la ideología y la intención de comunicación del productor. Es un espacio que permite la libertad creativa y es donde grandes directores luego se hacen conocidos, como es el caso de Luis Buñuel y Salvador Dalí con Un perro andaluz.

El cortometraje publicitario tiene la particularidad de intentar persuadir a la gente para consumir una determinada marca, va más allá de contar una simple historia. Aún no puede hablarse de un mercado definido en el que puedan darse a conocer estas obras pero existen múltiples festivales como el BAFIC que fomenta la producción de cortos. El avance de la tecnología es favorable para este medio de comunicación ya que Internet es una de las principales plataformas de difusión para dicha industria.

Para la producción de cortometrajes se identifican principalmente cuatro etapas: la preproducción, producción, postproducción y distribución. Estas etapas van acompañadas de distintas personas con diferentes roles como el director, camarógrafo y asistente. Sin embargo la figura del productor es la más importante.

Un ejemplo de cortometraje publicitario es “Logorama”, un corto animado francés que representa muchos logos y a las mascotas de diversas compañías, intentando mostrar qué tan inmersos están en nuestra cotidianidad. Queda demostrada la influencia que generan tanto en la forma de vivir como en la manera de percibir la realidad.

Los cortos permiten la participación de la audiencia ya que estos intervienen en lo que respecta a su interpretación. Éstas pueden ser diversas, sin embargo el mensaje que se desea comunicar para lograr persuadir es uno. Cuando se contrata a una determinada productora, se determina aquello que se desea comunicar, se cuestiona la competitividad del ambiente y cuánto impacto necesita la audiencia.

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Corto:

Fuentes :

Vanina Berghella: “La era digital es ahora”

Por Alina Fossati

Vanina Berghella es periodista especializada en Social Media. Actualmente realiza consultorías en gestión estratégica de comunicación y en contenidos web en empresas, en medios y en diversos organismos. Es analista de ciberculturas y tendencias de la web y también es la creadora del blog La Propaladora.

La inserción de una nueva tecnología para la comunicación impacta en la forma en la que se da la socialización, en el modo de comprensión individual y social. A la vez, afecta a los procesos de comunicación, tal y como se viene conociendo y estudiando hace algunos años. Muchos son los que creen que la creación de la Web 2.0 significa la muerte del periodismo. Sin embargo, Vanina Berghella demuestra por qué este planteamiento es incorrecto y da algunas claves para manejar mejor el mundo digital, para adaptarse a él y sobrevivir a esta nueva era tecnológica.

En la actualidad hay nuevos espacios para el intercambio de información disponibles que antes no existían y que día a día crecen y adquieren más visibilidad. La entrevistada sostiene que para convertirse en periodista se requiere experiencia, (quizás no laboral pero si en el uso de internet), y que los blogs surgen como una buena opción para descubrir el estilo periodístico propio, presentarse a la sociedad y venderse haciendo uso de todas las posibilidades que tiene a su alcance. «Las empresas de contenidos no buscan expertos, buscan aventureros con cabezas multimedia dispuestos a pensar en las plataformas digitales desde el punto de vista estratégico», sostiene.

Ethel Pis Diez, docente de Media Management and Economics de la Universidad Austral, agrega que es necesario aprender a generarse el propio trabajo, pues el mercado es muy competitivo y para sobrevivir se necesita una actitud proactiva. “La era digital es ahora, no es mañana ni cuando terminan la facultad”, remarca Vanina Berghella. Ambas profesionales de los medios recomiendan empezar a pensar y a vivir la convergencia desde la vida cotidiana. «Hay que contar historias de calidad pero moldeadas en un diferente formato, acompañando la nota con fotografías, videos editados, con ese valor agregado que nos acerca a los lectores. Uno debe aprender a adaptarse pues los medios nunca cesan de cambiar», subraya Berghella.

La vida digital es pública y permanente. Todo lo que se hace en internet deja huellas que persisten, por lo que es sumamente importante respetar la privacidad en la Web 2.0. En las redes sociales cada uno puede incrementar su protección adoptando rigurosos controles de privacidad sobre la información expuesta en perfiles personales, no obstante, esto no es suficiente. Vanina Berghella recomienda no publicar en internet nada que no quiera que sea público. «Hay que ser cuidadoso, siempre publicando información que sume y cuidando cada palabra para que no ofenda a nadie y, si se trata de un periodista profesional, éste debe actuar siempre pensando que sus acciones no sólo lo representan a él, sino también al medio en el que trabaja, los cual exige cierta coherencia», remarca Berghella.

La especialista en Social Media también se refiere a los periodistas y al uso responsable de las redes sociales. Menciona un caso en especial:  un periodista de un conocido medio que fue despedido de su trabajo a raíz de publicaciones de contenido xenófobo en su cuenta de Twitter. Si bien Vanina Berghuella promueve el uso de las nuevas tecnologías para el trabajo periodístico, cree que se debería hacer de modo muy premeditado y responsable.

Finalmente, recomienda una buena formación académica que sirva de contexto y la experimentación con el uso de nuevas plataformas y herramientas digitales para insertarse en el ámbito que, hasta ahora, era solamente vedado a quienes ya estaban en el ámbito digital habitual.

Como corolario, agrega: «Las redes sociales no son algo pasajero, son una transformación social que ha sacudido los procesos comunicativos tradicionales y que plantea muchas más exigencias a los profesionales de las comunicaciones. Si queremos sobrevivir en este nuevo mundo digital, debemos aprender a adaptarnos a sus transformaciones».

Cineastas, ¡a crear!

Por Alina Fossati

En Argentina hay una importante actividad cinematográfica, se produce aproximadamente un centenar de películas de largometraje por año; el talento de los directores y actores argentinos es reconocido en festivales internacionales; existe un buen equipamiento audiovisual en cantidad y calidad y contamos con una gran suma de estudiantes de cine y carreras afines esforzándose por convertirse en profesionales. Empero, se cree que la industria nacional va cuesta abajo y se la acusa de ser, más que una inversión, una pérdida.

Festejo en Casa Rosada por el Oscara para el Secreto de sus Ojos.

Festejo en Casa Rosada por el Oscar a Mejor Película Extranjera para el Secreto de sus Ojos. Campanella, Franchella, la presidenta, Villamil y Darín

El Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) cumple la función de fomentar, promover y proteger la industria cinematográfica nacional. La Ley de cine del INCAA es la medida proteccionista que mantiene vivo el cine argentino e incentiva su evolución. En el año 2011 se reorientaron 20 millones de dólares del Fondo de Fomento al cine nacional, que es lo que se gasta en una película de mediano calibre en Hollywood. En nuestro país, con ese dinero, se debe ayudar a que se sigan estrenando más películas de autores reconocidos, como Juan José Campanella, y a que jóvenes desconocidos, pero posiblemente talentosos, sigan haciendo o empiecen a hacer cine. Este órgano brinda la posibilidad de destapar una pluralidad de miradas. Películas diferentes, variadas en temas y estéticas, amplían nuestra mente.

Los estudios prueban que en los últimos años la taquilla de las películas argentinas descendió, por lo que se cuestiona si vale la pena destinar semejante suma de dinero a sostener un sistema gigante que está cayendo. Como resultado, la financiación de esta actividad se ha reducido principalmente a los subsidios del INCAA. Si bien la Argentina produce muchas películas, poca es la gente que las ve. El cine nacional es consumido muy poco por el publico argentino y tampoco llama la atención de la televisión argentina que se interesa exclusivamente por emitir películas que signifiquen un beneficio económico.

Si bien a primera vista se puede argumentar que el sistema no es sustentable a lo largo del tiempo, hay que prestar atención a los amplios beneficios que conlleva. La producción de obras audiovisuales maneja una importante suma de dinero por lo que crea muchas fuentes de trabajo calificado y causa un impacto positivo en la balanza comercial. Podemos deducir entonces que acciones tendientes a incrementar la oferta de la producción cinematográfica nacional impactarán de manera positiva en estas variables.

La industria del cine no solo provee un auxilio económico sino que también capitaliza simbólicamente. Uno de los requisitos para que una película pueda estar subsidiada por el INCAA es que sea filmada en el país y con actores nacionales. De este modo, se fomenta el nacionalismo y se presenta un gran desarrollo a la cultura, pues las producciones actúan como reflejo de nuestra sociedad y transmiten nuestros valores. El cine nacional trabaja conjugando elementos creativos y artísticos con otros de tipo industrial y económico para la creación de obras perdurables.

Por más que el cine nacional produzca un gran aporte desde varios ángulos, la realidad es que el dinero recuperado tras la venta de entradas no amortigua la inversión primera del INCAA. Incrementar la demanda de cine nacional constituye un desafío que depende de un conjunto de  factores que influyen fuertemente en la elección  de los espectadores. Entre ellos podemos mencionar la real posibilidad de acceder a la película, inversión en marketing, cantidad de copias, elección de los circuitos de exhibición, época del año en la que decide estrenarse, etc. Debemos considerar que la gran mayoría de los estrenos se lleva a cabo en condiciones precarias. La carencia de promoción y de publicidad lo priva al hombre de un fácil acceso hacia el producto. Probablemente para el cine argentino este no sea el factor determinante pero con una correcta estrategia de marketing la producción cinematográfica va a estar más al alcance de todos para que cada uno pueda decidir que es lo que quiere ver y lo que no antes de desecharlo sin siquiera ser consciente de ello.

Como corolario, haciendo un balance profundo de las consecuencias positivas y negativas del fomento al cine argentino podemos afirmar que las positivas superan elocuentemente a las negativas, evidenciando que la industria nacional del cine está en verdad en ascenso. A no dejarse llevar por las críticas superficiales y nocivas pues la solución es muy clara: cineastas, ¡a crear!

Para leer más:

suayabilbao.com “Derechos y aspectos normativos de la industria del cine” Por Juan Félix Memesldorff

http://www.suayabilbao.com/novedades.php?idn=4

escribiendocine.com “Cine Argentino 2011: 11 razones para festejar” Por Juan Pablo Russo

http://www.escribiendocine.com/articulos/cine-argentino-2011-11-razones-para-festejar

marianoliveros.wordpress.com “Cine Argentino 2011: Balance Final” Por Mariano Oliveros

http://marianoliveros.wordpress.com/2011/12/28/cine-argentino-2011-balance-final/

página12.com.ar “Ese viejo tema de la financiación” Por Facundo García

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-17589-2010-04-13.html