Para el presidente del Cavic, la piratería degrada la cultura de las personas

Rocío Gorbea, Facundo Merello y Juliana Quintana

La Cámara Argentina de Videoclubes (Cavic) está formada por videoclubistas profesionales que trabajan hace veinte años con material legal. La cámara surge en el 2004 con la necesidad de representar a cientos de videoclubistas del país. La particularidad de estos videoclubes es que, junto con la Unión Argentina de Videoeditores (UAV), están adheridos a un plan denominado “100% original” que resume la convicción de fortalecer el mercado legal del video y de premiar a los videoclubes comprometidos con la legalidad.

En el Congreso se está gestando el proyecto Promoción y Protección del Patrimonio Audiovisual de los Videoclubes ideado por Roy Cortina, diputado nacional, y apoyado por el Cavic. Este busca eliminar todos los impuestos posibles para que la actividad sea sustentable en las condiciones actuales y que pueda crecer. En el 1995 hubo un intento de cambiar la situación mediante un proyecto que se levó a la Cámara de Diputados y que obtuvo media sanción. Sin embargo, como recuerda Juan Norberto Melo, presidente del Cavic, esta propuesta fue “cajoneada” en el Senado por la presión de los medios audiovisuales de aire ya que en los noventa los videoclubes eran una fuerte competencia de estos.

El Cavic tiene varios catálogos multiculturales a la disposición de la gente. El fin de la cámara es que no desaparezca este soporte analógico físico, que garantiza la relación comunitaria. Hoy los videoclubes constituyen un mercado de nicho para los cinéfilos que los frecuentan por su contenido especializado. La postura de los directores del Cavic es positiva con respecto al futuro del negocio de los videoclubes porque no creen que Cablevisión, Netflix, Direct TV, ni Disney logren interactuar con la gente de la misma manera en que lo hacen ellos.

Uno de los desafíos por los que deben atravesar los videoclubes es el de la piratería, que se ha vuelto una competencia exponencial en esta industria. La manera que propone el presidente de la cámara para combatirla es a través del fortalecimiento de la Ley de Propiedad Intelectual, siendo preciso adaptarla a estas épocas. La ley debería incluir, según Melo, nuevas cláusulas que fijen un plazo para editar las películas a formato DVD de forma legal y que aseguren la baja de impuestos para facilitar dicho proceso. También insiste en que las películas piratas no son truchas sino robadas porque la película no es el disco ni la caja, sino una obra que se roba y se vende en un disco y una caja que si son truchas.

Para el presidente del Cavic hay dos consecuencias de la piratería, por un lado, que ésta daña a los videoclubes, y  por el otro, que impide que se editen ciertas películas. La pérdida rampante de clientes de los videoclubes en los últimos años les obligó a muchos a cerrar los negocios y, actualmente, solo están funcionando menos de setecientos. Además, se produce una interrupción muy importante en la cadena de valor del negocio de los DVD. Los videoclubes reciben cada vez menos material para distribuir porque la cantidad de DVD que se editan ha disminuido y esto se debe al decrecimiento de su consumo, que, a su vez, es consecuencia la transmisión de películas gratis en Internet. También corrompe la ética y la cultura de las personas porque los padres no explican que la piratería es un robo.

Entrevista completa:

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La piratería avanza sobre los videoclubes

Gorbea – Merello – Quintana

Actualmente, el negocio de los videoclubes está en crisis debido a que la piratería acapara ingresos, principalmente, mediante Internet. Según informa la Cámara Argentina de Videoclubes (Cavic), hoy están funcionando menos de setecientos alquileres de videos, en contraste con los diez mil locales que funcionaban en la década de los ochenta. Más de 2.500 videoclubes cerraron solo en los últimos tres años.

Es importante esclarecer los tipos de ofertas que hoy existen en Internet. Por un lado, están los servidores legales, como como Netflix, YouTube Movies, Mubi o MovieCity Play, que pagan las licencias correspondientes para tener películas en sus bases de datos, y por otro lado, están los servidores ilícitos, como Cuevana o BitTorrent, que permiten bajar o reproducir películas sin contar con los permisos de los propietarios de los derechos. Ambos compiten con los videoclubes y son el principal motivo de que peligren de extinción.

Los manteros y los canillitas son otra de las grandes amenazas a los videoclubes. Los primeros son comerciantes que viven de la venta ilegal de diversos productos, entre ellos, las películas piratas, mientras que los canillitas se dedican a la venta de diarios y revistas, pero en este último tiempo también han añadido la venta de DVD a su negocio. Esto generó una baja en los ingresos de los videoclubes. Sin embargo, Juan Norberto Melo, presidente de la Cámara Argentina de Videoclubes y socio gerente de Video Manía considera que la competencia no es significativa ya que las películas que venden son de mala calidad audiovisual considerando que usualmente las bajan de Internet o las filman directamente del cine.

La dificultad para contener la piratería pone en juego el negocio de alquiler de películas, esto ha provocado que algunos videoclubes tuvieran que recurrir a la falsificación para mantenerse en el mercado. En la competencia del mercado audiovisual nacional, quien se pierde de la posibilidad de tener un estreno, queda afuera.

Documento PDF: http://www.mediafire.com/download/36kkng3ya68naja/Losvideoclubes.pdf

Bibliografía

El sistema VOD en la Argentina: caso Netflix

Por Sofía Gestoso

Con el avance de las nuevas tecnologías el mundo entero ha atravesado un cambio de paradigma, se trata de consumir lo que queremos, donde queremos y cuando queremos. Intentando de adaptarse al nuevo consumidor aparece el sistema VOD (mercado de video a demanda). El 7 de septiembre del 2011 llegó Netflix a la Argentina,  una compañía estadounidense de alquiler de DVD y distribución de películas “online”. El servicio es un éxito en los Estados Unidos, pero la gran pregunta es si logrará sobrevivir en nuestro país. Además de sus competidores directos, OnVideo y Arnet play (entre otros), quienes desde principios del 2011 ofrecen el servicio VOD, Netflix debe lograr establecerse en un país con un índice de piratería del 73%[1], y donde el 90% de las copias de películas en video en circulación son piratas.[2]

La piratería es una de las problemáticas más importantes para las industrias de contenidos, entre ellas la cinematográfica. La realización de películas es un negocio riesgoso  por naturaleza, sólo una de cada diez películas recupera su inversión inicial mediante su exhibición, y en producciones locales el panorama es aún peor. La realización en Estados Unidos cuesta más de 100 millones de dólares, y en Argentina ronda los 1,5 millones de dólares, y esto sin tener en cuenta los costos de publicidad y comercialización. Para poder continuar invirtiendo dinero en la realización de películas, la industria cinematográfica debe contar con capacidad para maximizar la recaudación y retener valor residual en cada una de las ventanas de distribución. La piratería afecta así a todos los eslabones de la cadena de valores del cine, en especial la producción y comercialización. Se calcula que los estudios de cine norteamericanos perdieron, en el 2005, U$6,1 billones de dólares  por la piratería en el mundo, y en argentina se calcula una pérdida económica de 300 millones de pesos anuales,  lo que equivale al  52% del movimiento del mercado legal del video y representa aproximadamente dos o tres veces el presupuesto que percibe anualmente el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), para el Fondo de Fomento Cinematográfico.[3] El sistema VOD, es una nueva manera de exhibir las películas que puede beneficiar en gran medida a la industria cinematográfica ya que ofrece películas a un precio muy accesible y en la comodidad del hogar, pero que a diferencia de la piratería es legal y retribuye a la industria.

Netflix viene a instalarse en un país con lo que se podría denominar una “cultura pirata”. Además de las altísimas estadísticas de piratería en Argentina, lo que más alarma es que una práctica ilegal y deplorable ha pasado a convertirse en un hábito en casi todos los sectores sociales, y la conciencia que hay hacia este delito se ha tornado mínima. Así la piratería continúa extendiéndose a niveles alarmantes, llegando al punto que ni a las autoridades públicas les preocupa ver vendedores de películas truchas en esquinas y centros urbanos de la ciudad de Buenos Aires. Esta creciente tendencia llevo a que más de 2500 videoclubes cerraran sus puertas entre el 2008 y el 2012, como fue el caso de Blockbuster que quebró en 2010 y tuvo que cerrar sus puertas en la argentina.

A pesar del gran afianzamiento de la piratería en la Argentina y de que la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) colocó al país en la Lista de Vigilancia Prioritaria junto a los países que más problemas de piratería tienen[4], el 7 de septiembre del 2011, Netlfix llegó a la argentina. El fundador de Netflix, Reed Hastings asegura que no existe una cultura del robo, ya que eso no sería una cultura exitosa. Lo que conduce al desarrollo de la piratería es la falta de formas legales y baratas de conseguir el contenido buscado. Esto es lo que busca ofrecer Netflix, mediante un sistema de suscripción ofreciendo un amplio contenido sin la interrupción de publicidades. Según Hastings lo que distingue a Netflix de otros video clubes es el alquiler de películas por Internet mediante streaming y el hecho de que siempre buscan mejorar su servicio.[5] Desde su arribo a la argentina, Netflix se ha asegurado de publicitar su servicio mediante una gran variedad de publicidades, especialmente en televisión. Además ofrece un mes de prueba gratuito del servicio, lo que es una buena maniobra para tratar de captar nuevos clientes y convencerlos de que es mejor pagar por Netflix que comprar DVD’s truchos o mirar videos en sitios piratas, aspirando así a un amplio mercando ya que según un estudio de Business Bureau, el 70% de los argentinos miran películas o series por internet.

En la práctica el panorama no es tan prometedor. Aunque Netflix esta apenas en su comienzo en la argentina, aquellos que lo han probado no se hayan muy satisfechos. Las principales quejas son por un contenido muy limitado. La realidad es que Netflix debe lograr ponerse a la altura de Cuevana, un sitio de streaming de películas argentino gratuito. Aunque es ilegal, tiene más de 15 millones de usuarios, quienes se mantuvieron fieles al sitio a pesar de que sus opositores lo calificaran como “pirata”, acusándolo de generar daños y pérdidas a las compañías productoras. Sin bien sufrió múltiples demandas el sitio sigue en pie y en él se ven 80 millones de series y películas por mes. Para los consumidores de contenido cinematográfico Netflix comienza con la contra de que es un servidor pago, mientras que Cuevana, entre otros, es gratuito. Netflix al pagar por las licencias sus contenidos, es legal, pero a pesar de esto la calidad de su servicio es inferior y se actualiza aproximadamente cada 3 meses, a diferencia de sitios ilegales que lo realizan casi a la par de la emisión original. Además Cuevana suma cortos, noticias, contenido adulto, blog, documentales y juegos. Aunque hay algunos problemas en su interfaz,  el formato del portal se adecúa a los nuevos requerimientos de los que navegan, como el concepto de comunidad. Los usuarios pueden poner puntaje y comentar las películas, y tiene muchos elementos tanto de la estética como del funcionamiento de Twitter (avatares y opción de “seguir”) que estructuran una comunidad más fuerte e interconectada.[6]

En Estados Unidos la piratería a caído frente a la expansión de Netflix y otros sitios legales de “streaming” de películas, pero nada asegura que ocurra lo mismo en la Argentina, cuya cultura es además muy diferente a la norteamericana. Un ejemplo de esto, es que mientras que en Argentina Blockbuster cerró por la piratería, en Estados Unidos los servicios VOD jaquearon a la empresa. Por el momento nada está definido, pero lo cierto es que la mayoría de los comentarios del servicio no son muy positivos. Netflix debería aprovechar el mes de prueba gratuito que ofrece para convencer a sus usuarios de que su producto es excelente, rápido y legal. Pero por el contrario ofrece una videoteca limitada y hasta podemos encontrar posts en Internet con trucos para poder acceder al contenido de Netflix en Estados Unidos, ya que el de América Latina es muy limitado en comparación al norteamericano. A pesar de que la piratería se ha transformado en una costumbre en Argentina, muchos no tendrían problema de pagar por un buen servicio, en el que a diferencia de los sitios piratas no sería necesario esperar a que cargue la película, pero por el momento los sitios gratuitos e ilegales ofrecen una mejor solución.


Fuentes:

[1] En linea: http://1.bp.blogspot.com/_ZYMaV7FM_gg/Shly52tO6OI/AAAAAAAAEcc/K290F1nPIFk/s400/PIRATERIA.jpg

[2] «La cultura pirata», en La Nación online el 19/08/2010: http://www.lanacion.com.ar/1316254-la-cultura-pirata

[3] Unión Argentina de Videoeditores, «El negocio del cine y del video (piratería)» en linea: http://www.uacopi.org.ar/sistema/systemFiles/reports/archivo_30_negocio_cine_video_pirateria.pdf

[4] Barón, Ana, «Piratería: Estados Unidos puso a Argentina en su ‘lista negra'», en Clarin online el 02/05/2012: http://www.clarin.com/sociedad/Pirateria-Unidos-Argentina-lista-negra_0_692930778.html

[5] De Zárate, Francisco, Reed Hastings, de Netflix: ‘La piratería crece cundo no hay formas legales y baratas de conseguir el contenido'», en Clarín online el 08/09/2012: http://www.ieco.clarin.com/empresas/Reed-Hastings-Netflix-pirateria-conseguir_0_550745120.html

[6] Chetto, Melisa y otros, alumnos de Cs. de la Comunicación de la UBA, «Cultura Cuevana. Historia, estructura y controversias», en linea: http://es.scribd.com/doc/75468934/Cultura-Cuevana

[imagen]En linea: http://mediaandentertainmentobservatory.files.wordpress.com/2012/03/video-on-line.jpg