Por Cloé Karagozlu
Santillana es un grupo editorial que encabeza la publicación de textos escolares como también de ediciones generales en España y América Latina. Desde marzo del 2000, forma parte del grupo de medios de comunicación PRISA, líder en educación, información y entretenimiento. En la Argentina, Santillana también comprende las editoriales Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara y Suma de letras, y está dirigida por David Delgado de Robles, quien ha vivido en varios países de Latinoamérica, motivado por su trabajo en la industria del libro.
Todos saben que uno de los principales desafíos de las editoriales hoy es el e-book. Ante su crecimiento, muchos dudan si éste será el responsable de terminar con el libro de papel. Delgado, por su parte, cree que el libro de papel no morirá rápidamente ya que vendrán unos años donde convivirán ambos tipos de lectura. Además, asegura que la lectura en papel aún no ha disminuido. Sin embargo, es verdad que junto a las nuevas generaciones, se llevará a cabo una sustitución real del libro tradicional, ya que los más jóvenes leen más en las plataformas digitales. Delgado alude a la reflexión que hace el historiador Roger Chartier en su libro Historia de la lectura en el mundo occidental para explicar cómo cree que cambiarán los hábitos de lectura. Cree que todos los materiales de estudio pueden leerse perfectamente por computadora, pero la literatura más tradicional se sostiene mejor con el libro físico, ya que “el libro de papel tiene más profundidad y es mejor para reflexionar”. Por el contrario, sostiene que la lectura en los formatos digitales es más lineal.
Ahora bien, no hay que olvidar las ventajas que trae consigo esta nueva tecnología, y entre ellas se incluye la creciente interrelación entre el lector y el editor. Cuando uno libro digital está asociado con un sistema de interconectividad, el lector puede señalar qué le interesa, qué citas le gustaron, y estas notas pueden ser enviadas al editor, quien podrá hacer estudios y analizar qué prefieren los lectores, para satisfacer mejor la demanda. En Santillana se utiliza este sistema, ya que valoran positivamente la interactividad en la que se basa el libro digital.
Ninguna editorial puede quedarse inmóvil frente a la progresiva tecnologización que sacude a la industria. Es por esto que Delgado explica que en Santillana hay dos tipos de publicaciones: las educativas y el resto (textos de literatura, ensayos, etc.). Es en el primer grupo donde sí ven que la tecnología causará cambios significativos, ya que el libro de papel hoy no basta para que los niños aprendan. El director de la editorial ejemplifica esto al decir que, por ejemplo, es mucho más interactivo e interesante aprender sobre los volcanes si se complementa la lectura con un video. Santillana está enriqueciendo los textos escolares con material digital. Con respecto al segundo grupo, asegura que las novelas y los ensayos están siendo publicados en papel y en el formato digital para que los libros también puedan comercializarse en la web.
Entre los varios temas que se abarcaron, se le preguntó a Delgado cuál era la estrategia más exitosa para promover la venta de libros: si la estrategia de portfolio o la de hit. La primera sostiene que lo ideal es publicar una mezcla de libros, ya que entre tantos, uno será exitoso, mientras que la segunda prefiere apostar todo a un solo proyecto. Delgado asegura que lo ideal es combinar ambas. Para poder tener una secuela exitosa, primero hay que tener un libro exitoso. Santillana publicó la saga Crepúsculo, y una secuela así asegura años de muy buenas ventas, pero es verdad que estos aciertos no ocurren siempre: “Siempre tienes que tener un mix de novelas, de autores tradicionales que sabes que van a funcionar y también arriesgarte con nuevos autores, nuevas historias, ya que a lo mejor, alguna de ellas puede ser un best seller”.
Inevitablemente, iban a llegar las preguntas sobre el Gobierno Nacional. En primer lugar, se preguntó cuánto influye el Gobierno y la ideología de turno en la producción y en la demanda de los libros educativos. Santillana le vende, aproximadamente, entre un dos y un cuatro por ciento de su facturación total al Gobierno, entre los que se incluyen libros educativos y literarios. Delgado explica que el Gobierno posee una comisión que se encarga de la selección de libros, que generalmente está compuesta por especialistas técnicos, y como estos programas se diseñaron ya hace mucho tiempo, hace que los políticos de turno no tengan una gran injerencia en las decisiones de compra. “En la Argentina, el modelo es bastante transparente. De hecho, las editoriales podemos recoger a cualquiera de los elegidores de los libros ya que tenemos todos los nombres. En los últimos años no hemos tenido conocimiento de que se comprara o no un libro por razones políticas”, subraya.
Con respecto a la creciente presión gubernamental por incrementar la producción nacional, Delgado asegura que antes, algunas editoriales imprimían algunos libros en el extranjero ya que lo exigía su encuadernación o, simplemente, por un motivo de menores costos. Sin embargo, ahora todo es diferente, ya que las editoriales imprimen todos sus libros en la Argentina, salvo algunas excepciones muy pequeñas. “Cumplimos lo que nos pidieron y hoy prácticamente el 95% de los libros que se leen son impresos en Argentina”, afirma. La crisis de la eurozona no afectó gravemente a la industria nacional de libros porque ya la mayoría de los libros debían publicarse en el país, pero la compra de los derechos de autor fue el único tema que trajo más dificultades y hoy deben pagar más por ellos. Hoy, Santillana posee los derechos para la publicación en español de los títulos del novelista Mario Vargas Llosa, como del célebre autor gales Ken Follet.