David Delgado de Robles: «Casi el 95% de los libros que se leen en la Argentina son impresos»

Por Cloé Karagozlu

Santillana es un grupo editorial que encabeza la publicación de textos escolares como también de ediciones generales en España y América Latina.  Desde marzo del 2000, forma parte del grupo de medios de comunicación PRISA, líder en educación, información y entretenimiento.  En la Argentina, Santillana también comprende las editoriales Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara y Suma de letras, y está dirigida por David Delgado de Robles, quien ha vivido en varios países de Latinoamérica, motivado por su trabajo en la industria del libro.

Todos saben que uno de los principales desafíos de las editoriales hoy es el e-book.  Ante su crecimiento, muchos dudan si éste será el responsable de terminar con el libro de papel.  Delgado, por su parte, cree que el libro de papel no morirá rápidamente ya que vendrán unos años donde convivirán ambos tipos de lectura. Además, asegura que la lectura en papel aún no ha disminuido.  Sin embargo, es verdad que junto a las nuevas generaciones, se llevará a cabo una sustitución real del libro tradicional, ya que los más jóvenes leen más en las plataformas digitales.  Delgado alude a la reflexión que hace el historiador Roger Chartier en su libro Historia de la lectura en el mundo occidental para explicar cómo cree que cambiarán los hábitos de lectura. Cree que todos los materiales de estudio pueden leerse perfectamente por computadora, pero la literatura más tradicional se sostiene mejor con el libro físico, ya que “el libro de papel tiene más profundidad y es mejor para reflexionar”.  Por el contrario, sostiene que la lectura en los formatos digitales es más lineal.

Ahora bien, no hay que olvidar las ventajas que trae consigo esta nueva tecnología, y entre ellas se incluye la creciente interrelación entre el lector y el editor.  Cuando uno libro digital está asociado con un sistema de interconectividad, el lector puede señalar qué le interesa, qué citas le gustaron, y estas notas pueden ser enviadas al editor, quien podrá hacer estudios y analizar qué prefieren los lectores, para satisfacer mejor la demanda.  En Santillana se utiliza este sistema, ya que valoran positivamente la interactividad en la que se basa el libro digital.

Ninguna editorial puede quedarse inmóvil frente a la progresiva tecnologización que sacude a la industria.  Es por esto que Delgado explica que en Santillana hay dos tipos de publicaciones: las educativas y el resto (textos de literatura, ensayos, etc.).  Es en el primer grupo donde sí ven que la tecnología causará cambios significativos, ya que el libro de papel hoy no basta para que los niños aprendan.  El director de la editorial ejemplifica esto al decir que,  por ejemplo, es mucho más interactivo e interesante aprender sobre los volcanes si se complementa la lectura con un video. Santillana está enriqueciendo los textos escolares con material digital. Con respecto al segundo grupo, asegura que las novelas y los ensayos están siendo publicados en papel y en el formato digital para que  los libros también puedan  comercializarse en la web.

Entre los varios temas que se abarcaron, se le preguntó a Delgado cuál era la estrategia más exitosa para promover la venta de libros: si la estrategia de portfolio o la de hit.  La primera sostiene que lo ideal es publicar una mezcla de libros, ya que entre tantos, uno será exitoso, mientras que la segunda prefiere apostar todo a un solo proyecto.  Delgado asegura que lo ideal es combinar ambas.  Para poder tener una secuela exitosa, primero hay que tener un libro exitoso.  Santillana publicó la saga Crepúsculo, y una secuela así asegura años de muy buenas ventas, pero es verdad que estos aciertos no ocurren siempre: “Siempre tienes que tener un mix de novelas, de autores tradicionales que sabes que van a funcionar y también arriesgarte con nuevos autores, nuevas historias, ya que a lo mejor, alguna de ellas puede ser un best seller”.

Inevitablemente, iban a llegar las preguntas sobre el Gobierno Nacional.  En primer lugar, se preguntó cuánto influye el Gobierno y la ideología de turno en la producción y en la demanda de los libros educativos. Santillana le vende, aproximadamente, entre un dos y un cuatro por ciento de su facturación total al Gobierno, entre los que se incluyen libros educativos y literarios.  Delgado explica que el Gobierno posee una comisión que se encarga de la selección de libros, que generalmente está compuesta por especialistas técnicos, y como estos programas se diseñaron ya hace mucho tiempo, hace que los políticos de turno no tengan una gran injerencia en las decisiones de compra. “En la Argentina, el modelo es bastante transparente. De hecho, las editoriales podemos recoger a cualquiera de los elegidores de los libros ya que tenemos todos los nombres.  En los últimos años no hemos tenido conocimiento de que se comprara o no un libro por razones políticas”, subraya.

Con respecto a la creciente presión gubernamental por incrementar la producción nacional, Delgado asegura que antes, algunas editoriales imprimían algunos libros en el extranjero ya que lo exigía su encuadernación o, simplemente, por un motivo de menores costos.  Sin embargo, ahora todo es diferente, ya que las editoriales imprimen todos sus libros en la Argentina, salvo algunas excepciones muy pequeñas.  “Cumplimos lo que nos pidieron y hoy prácticamente el 95% de los libros que se leen son impresos en Argentina”, afirma. La crisis de la eurozona no afectó gravemente a la industria nacional de libros porque ya la mayoría de los libros debían publicarse en el país, pero la compra de los derechos de autor fue el único tema que trajo más dificultades y hoy deben pagar más por ellos. Hoy, Santillana posee los derechos para la publicación en español de los títulos del novelista Mario Vargas Llosa, como del célebre autor gales Ken Follet.

En papel o en pantalla, la lectura no se perdió

Por Cloé Karagozlu

¿Sobrevivirá el libro de papel? ¿Podrá con las promesas infinitas que trae consigo el e-book? ¿Qué será de las editoriales, de las librerías, de las bibliotecas? ¿Las cerrarán?

Estas son algunas de las preguntas que ya han sido tratadas en varios artículos, y las opiniones respecto a estos temas divergen.  Pero hay que alejarse de las opiniones que son extremistas ya que, como se ha visto con la evolución de los medios, no se puede hablar de posturas antagónicas porque predominan los matices.  La radio no murió una vez que surgió la televisión, y es más, hoy conviven y se complementan.  Este es un ejemplo muy claro de la convergencia.  Los fatalistas deben aprender que un nuevo medio no mata a su predecesor.

Respecto a los libros, la situación cambiará, sin duda, ya que ambos formatos (papel y digital) encontrarán su lugar.  Pero, si uno va a la raíz del asunto, ambas plataformas dependen de la lectura.  Es posible que no se pierda el hábito de la lectura, y por esto se considera que ambos tienen sus propias ventajas a la hora de continuar estimulando la lectura.

Ariel Torres, columnista de La Nación, sostiene que “habiendo superado el entrenamiento inicial, cuando la lectura se ha vuelto una segunda naturaleza, nadie dejará esta práctica ni por todo el oro del mundo». Asegura que esa es la razón por la que los que son lectores de libros de papel también leen mucho en e-books. Según él, lo que importa no es el libro, sino el «milagro de la lectura».

A la vez, sostiene que hay que incentivar a las nuevas generaciones para que continúen con el hábito de la lectura, ya que es esencial. Ninguna computadora o videojuego puede reemplazarlo. “Si durante los últimos 500 años la literatura hubiera venido impresa en rollos de alambre de púa, amaríamos el alambre de púa. Este amor es temporal. El otro, el de la lectura, es el que me preocupa», agrega.

Los distintos soportes encontrarán la manera de sobrevivir, pero si lo más importante, que es la lectura, muere, nada tiene mucho sentido.  Ahora bien, ¿qué ocurre si en lugar de pensar que solo un soporte sobrevivirá, se cambia de enfoque y se considera que ambas pueden unirse para que la lectura continúe creciendo? Una vez más, ambas plataformas dependen de ella, y juntas, pueden hacer que este hábito se potencie.

Patricia Arancibia, licenciada en Comunicación en la Universidad de Buenos Aires, que actualmente trabaja en Barnes & Noble, una cadena de librerías muy poderosa de Estados Unidos, dice que ambas plataformas se complementan.  Ella sostiene que es muy diferente la compra de un libro de papel respecto del digital, ya que este último es una compra más impulsiva y satisface al usuario de un modo diferente.  Le puede ofrecer una lectura más personalizada, más interactiva pero, por el otro lado, todavía no ofrece la cantidad de títulos que se encuentran disponibles en la plataforma de papel que, además, como Arancibia dice, sigue siendo el favorito a la hora de regalar.  Pero, en definitiva, no importa qué se compra, ya que ambas estimulan la lectura.  Como satisfacen necesidades secundarias diferentes, en vez de pensar que una terminará con la otra, es más relevante concentrarse en el hecho de que las dos incentivan la lectura, aunque, y quizás afortunadamente, de diferente modo.

La Encuesta Nacional de Hábitos de Lectura (ENHL), realizada entre octubre y noviembre de 2011, reflejó que los lectores digitales se duplicaron de un 21 a un 44% (igualmente, en este porcentaje se incluyen también las revistas y los diarios.  La lectura de libros en formato digital aumentó de un 55 a un 59%.).

La lectura en formatos digitales está creciendo progresivamente y el estudio reveló que ambas prácticas pueden reforzar la una a la otra: “(…) una vez que se atraviesa el ‘umbral de la lectura’, ya sea a partir del papel o de la PC, se tiende a leer en ambos soportes”.  La encuesta también reveló que menos del 1% de los lectores digitales lee únicamente libros bajados de Internet y que un 7% lee de ambos soportes.  En cambio, un 67% lee exclusivamente en papel y, por lo tanto, el estudio concluye lo siguiente: “En este caso, más claramente que en el de los diarios, la práctica lectora en PC no solo no disminuye la lectura en papel, sino que parece ser un modo más para acercase a la lectura de libros”.

En otras palabras, aunque todavía en la Argentina no hubo un crecimiento muy pequeño respecto de los lectores que solo leen libros en formato digital, Natalia Calcagno, Coordinadora del Sistema de Información Cultural de la Argentina (SinCA), de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación,  asegura que “lo más interesante del impacto de esta innovación tecnológica es que, lejos de atentar contra la lectura, parece abrir más canales y posibilidades para ella. Es más lo que se gana que lo que se pierde. Crece la lectura en pantalla, pero también hay más lectores de libros y diarios. En tanto, aumentan de forma considerable las publicaciones locales y los nuevos géneros de producción escrita en Internet.”

Como conclusión, se podría decir que no vale la pena decidir el destino del libro impreso.  En la Argentina, la gran mayoría lee libros en papel y, aunque la lectura digital continúe creciendo, esto no será perjudicial para la lectura impresa.  Ambos sirven para diferentes propósitos, y con el tiempo se encontrarán más y nuevas funciones por cumplir.  Se complementan y de esta forma el mágico hábito de la lectura continúa difundiéndose. En definitiva,  lo que importa es que la sociedad siga leyendo porque, de este modo, los dos soportes se beneficiarán. No se trata de un juego de suma cero, sino que la riqueza radica en la complementariedad.

Para leer más:

http://www.cultura.gov.ar/archivos/noticias_docs/Presentacion_encuesta_lectura.pdf

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/subnotas/26249-6900-2012-08-25.html

http://www.lanacion.com.ar/1431405-lo-que-importa-no-es-el-libro-sino-la-lectura

http://www.lanacion.com.ar/1425488-los-fanaticos-de-los-ebooks-prefieren-libros-impresos-para-sus-hijos

http://www.lanacion.com.ar/1316481-el-libro-electronico-no-va-a-matar-a-las-librerias

http://www.telam.com.ar/nota/35913/