Ramiro San Honorio: «El espectador siempre tiene el poder»

Por Javier Merlo y Ezequiel Ratti

Ramiro San Honorio es escritor, guionista, realizador y director de televisión y cine. Con sólo 32 años tiene una extensa carrera en la industria, con proyectos concretados en History Channel, Natgeo, Playboy TV y FOX. La lista de sus trabajos sigue y es larga. Además, desde hace cinco años es profesor, dicta una gran cantidad de seminarios y actualmente es profesor de la UBA. 

La Argentina atraviesa un gran momento en la exportación de formatos de televisión. Según el informe de FRAPA publicado en 2009, el país es el cuarto exportador a nivel mundial. Sin embargo, San Honorio ubica a la Argentina en el tercer puesto, tan sólo superada por Estados Unidos e Inglaterra. Argumenta que si bien Holanda supera en número a las exportaciones argentinas, es un mercado que exporta sobre todo formatos de entretenimiento y de realities. Argentina, en cambio, exporta también ficción. “No puedo nivelarlo, son líderes en esos formatos, pero no venden una sola ficción”, dice San Honorio. El entrevistado dice que los formatos argentinos son muy buscados por su nivel creativo. Sostiene que en el resto de Latinoamérica no gusta cómo hablan los argentinos y que por este motivo es mucho más fácil vender el formato que el producto ya enlatado. Destaca también la importancia de buscar historias universales con personajes creíbles y sólidos.

El gobierno nacional ha tenido un papel activo en la industria del cine y la televisión, y especialmente en la cuestión de los formatos. Prueba de esto es el acuerdo de la cancillería argentina con MIPCOM, que permitió la designación de Argentina como “País de honor” de la importante feria televisiva realizada en Cannes. En este sentido, San Honorio opina que el Estado argentino ha tenido una “mirada muy acertada” que permitió abrir las puertas a autores que no eran tan conocidos y así aumentar la diversidad de contenidos. Sin embargo critica la falta de capacitación que aún persiste en el sector audiovisual y afirma que es necesario lograr una educación técnica y creativa antes de cualquier inversión. Además, destaca el papel del INCAA, celebra que el Instituto haya apostado por el cine de género “dejando un poco de lado al de autor”. Cree que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es importante para avanzar, valora la exigencia de producción nacional para reactivar la industria y lograr una identidad propia de cada región, pero advierte que aún falta mucho por trabajar y agregarle; por ejemplo el papel que juega actualmente Internet.

Respecto a la nueva época que abrió para la industria televisiva y cinematográfica la llegada de internet, San Honorio subraya a la hora de crear contenidos la necesidad de no pensar como autores, sino como espectador. Remarca que el “espectador no es tonto”, siempre tiene el poder y hay que saber cuidarlo y comprenderlo. En su opinión estamos frente a un público que tiene un poder absoluto, con muy poca paciencia y muy sensible a su entorno. Aconseja que los contenidos tengan impacto, ritmo y originalidad, pero aclara que la fórmula del éxito no la tiene nadie.

Finalmente modera los pronósticos fatalistas acerca del impacto que internet y las nuevas tecnologías en la televisión. Desde un aspecto tecnológico, San Honorio destaca que la industria de la televisión, con el lanzamiento de nuevas pantallas como el LCD; el plasma; el LED y los smart tv, “jugó inteligentemente” para atrapar al nuevo espectador. A este logro técnico suma uno narrativo: los contenidos siguen naciendo en televisión, y desde allí logran expandirse a otras plataformas.  Sin embargo, advierte que la situación para el cine es más crítica y devela que se están evaluando nuevas formas de estimular al espectador a través del 4D, es decir la estimulación de los espectadores a través del movimiento de sus butacas, de olores y de humo, por ejemplo.

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